O por lo menos lo hace en mucho menor medida que la apariencia de una persona, en particular si se trata de una voz cultivada. Claro que no siempre esto es así, pues a veces las cuerdas vocales pueden dañarse por diversos motivos, o simplemente son afectadas por el tiempo transcurrido, como sucede con otras partes del cuerpo. Es otra de las ventajas de la radio sobre la televisión, en lo que se refiere a las figuras protagónicas: al escucharlos la imagen que nos formamos en algunos casos es mucho más joven que la de la realidad. ¿Qué edad se le puede atribuir a Antonio Carrizo, a María Esther Vignola o a Rina Morán si solamente escuchamos su voz?
No siempre se da el caso de que la voz cambie tan poco en el transcurso de tanto tiempo, pero generalmente los cambios son mínimos. Eso hace que aunque no hayamos escuchado durante años una voz que teníamos identificada de inmediato la asociamos con la imagen que nos formamos la primera vez que la oímos. Y si cuando comenzamos a escuchar esa voz pertenecía a una persona joven es natural que la imaginemos como una persona que concuerde con esa impresión.
Pero "la magia" de la radio va más allá todavía, porque si una voz "nos suena joven" se nos representará como alguien joven, independientemente de la edad que tenga quien habla. Y lo mismo sucede con el aspecto; casi todas las locutoras parecen bonitas, porque su voz suele serlo, y a los caballeros (especialmente en la vieja época) siempre se los imaginaba de traje y corbata, aunque estuviesen en camiseta. Ninguna imagen, real o virtual, puede competir con las que crea nuestra imaginación, y allí es donde los teleteatros perdieron la gran variedad que permitía el radioteatro. Quedaron limitados a escenas de interiores por mucho tiempo; representar "El León de Francia" hubiese sido casi imposible, y aunque se hubiese intentado el resultado habría sido demasiado pobre comparado con "la película" que se formaba en la imaginación al escucharla por radio. Por otro lado los actores y actrices, siempre que su voz consiguiera dar esa sensación, daban la imagen perfecta para cada personaje, a la medida de cada oyente.
Pero así como una imagen puede valer más que mil palabras, en este caso lo mejor es escuchar un ejemplo concreto de cómo la voz cambia muy poco a través del tiempo. La actriz Hilda Bernard nació el 29 de octubre de 1920, y tenemos muestras de su voz de cuando tenía 30 años, a los 68, y la última de un reportaje cuando tenía 89 años. La última parte de su carrera la ha desarrollado en la televisión, donde no puede representar papeles que no se ajusten a su edad. Sin embargo, si trabajara en un radioteatro podría asumir el rol de mujeres de mucho menor edad que la suya, pues su voz casi no ha cambiado o lo ha hecho mínimamente. Para que puedan comprobarlo he extraído un trozo de un diálogo con Oscar Casco en un capítulo de la novela "No quiero vivir así", emitida en 1950 en el "Teatro Palmolive del aire". El fragmento de audio siguiente es de 1988, casi 40 años después del anterior, y pertenece a la telenovela "Pasiones", en un diálogo con Jorge Martínez. Y finalmente una entrevista realizada en 2009, o sea casi sesenta años después de la primera muestra de voz, donde Hilda Bernard habla de cambios en su forma de hablar y de cómo la gente imagina a las personas a través de su voz.
2 Visitantes dijeron...:
Me parece super hermoso y obvio nostalgia a full herrmoso ,gracias por recordar esto.walter leonel
Mis más gratos recuerdos para con lo referente a la Voz por el ETER.
GRACIAS
BUENÍSIMO
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